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Publicado 03 de Enero de 2014 Categoría: Ideas y Consejos para Padres, Proyectos Escolares
La publicidad ha influenciado enormemente los hábitos alimenticios de los niños chilenos. Hoy, hamburguesas, papas fritas, hot dogs, bebidas azucaradas y caramelos tienen un lugar importante en las despensas de los hogares, y entre los consumidores más asiduos están los niños.
Estos últimos, preescolares y escolares en su mayoría, pasan una gran parte del día en el colegio y ahí comen colaciones y almuerzos que son traídas desde la casa o compradas en casinos y quioscos. Y es en este ítem en donde los padres deben tener cuidado.
Para la presidenta nacional del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, Teresa Catrileo, el problema es que los preescolares y escolares “actualmente no conocen las comidas tradicionales, ya que muchos de ellos desde pequeños fueron alimentados con productos procesados y ultra procesados, ricos en azúcar, grasas saturadas y en sodio”. Por otro lado, los padres les mandan a sus hijos las colaciones y almuerzos con las que saben que tendrán éxito, y la denominada comida “chatarra” se hace protagonista en el menú del día.
Recreo = comida
Para Teresa, la colación está absolutamente asociada al recreo, por lo que comer se hace un hábito durante las mañanas. El problema es que las colaciones que los niños más consumen son, en general, alimentos de alta densidad energética. Es decir, vienen en un pequeño paquete pero contienen gran cantidad de calorías, sal, grasas y azúcar (por ejemplo galletas y algunos cereales). Cuando se trata de tomar líquidos, el agua es lo último que se les pasa por la mente: “Están convencidos de que para la sed solo existen los líquidos industrializados dulces, como bebidas, jugos, aguas con distintos sabores”, explica la nutricionista, productos que los hacen adictos al sabor dulce.
Lo más recomendable en estos casos es que los preescolares y escolares reciban como colaciones frutas naturales de la temporada, ricas en vitaminas, sales minerales, carbohidratos naturales, fibra y agua. Estas deben ser muy bien lavadas, pueden ir de preferencia enteras, de tamaño pequeño y protegidas en envases adecuados para que se mantengan limpias y no se golpeen durante el trayecto al jardín o al colegio. Pueden, también, enviar una mezcla de frutos secos tales como: nueces, almendras, avellanas, pasas y una vez a la semana productos lácteos como yogur o leche en envases de 135 gramos o 200 centímetros cúbicos respectivamente.
La especialista también señala que es importante “evitar los premios o castigos con alimentos y evitar el "día especial", que es libre, y en donde pueden llevar chatarra”.
Almuerzos verdaderamente nutritivos
En el almuerzo, hay que acostumbrar a los niños a comer ensaladas diariamente, ya sean crudas o cocidas, y prepararlas con diferentes colores e ingredientes. Además, familiarizarlos con algas marinas como el cochayuyo y el ulte, las que puedes combinar y adornar con huevo duro, paltas, quesillo, jurel, semillas de sésamo o quínoa aliñada.
En cuanto al plato de fondo, este “debiera ser como los platos de las abuelitas de los años cincuenta: comida casera y tradicional de nuestro país”, enfatiza Teresa.
La idea es que las preparaciones sean en base a proteínas animales variadas tales como huevo, pescado, pavo, pollo y vacuno. Y dos veces a la semana agregar a la dieta proteínas, que podemos encontrar en las legumbres y en la quinoa. Aun mejor si lo anterior va acompañado de arroz, fideos, guisos de verduras, tortillas, budines, tubérculos o algas (como el luche).
Finalmente, Teresa Catrileo recomienda que “durante los recreos los niños jueguen en grupo vigorosamente”, ya que el deporte ayuda también a reducir las grasas del cuerpo, sobre todo si se complementa con una buena alimentación.
Fuente: http://www.educarchile.cl
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Enuresis/Encopresis - Trastornos de la eliminación
La maduración nerviosa es condición indispensable para que pueda lograrse dicho control. Alrededor de los 18 meses, el niño puede anticipar la sensación de pipà y/o decir que está mojado.
Sobre los 2 años, se inicia el control: primero de dÃa, y algo más tarde de noche. Alrededor de los 4 años debe haberse logrado.
No olvidemos que las edades son orientativas, pues todo depende de la maduración de cada niño.